Los Rivera Destino: “La amistad es la razón por la que el proyecto existe”
La risa llega primero; luego, las voces. Se escuchan, se interrumpen. Y vuelven a reír. Hay música, pero antes hay complicidad. Son tres: Los Rivera Destino.
Nacieron del vacilón entre panas. Del intento genuino por generar una sonrisa. Pero hoy, doce años después, son una de las propuestas musicales más singulares y provocadoras del país. Entre comedia y acordes, no buscan señalar sino ser el reflejo de una sociedad que aún le cuesta mirarse.
Debajo del chiste, siempre hay intención. Ya sea cuestionar la masculinidad, criticar el sistema colonial, reflexionar sobre la vida y la muerte o cantarle al amor sin prejuicios.

“Satirizamos el día a día”, explica Carlos Omar Figueroa Anguita, vocalista principal.
Son cronistas. Le cantan al absurdo de vivir en un país que, como ellos, se niega a encajar en un solo molde.
“La amistad es la razón por la que el proyecto existe. Es más que tener una banda, es tener unos hermanos”, afirma Fernando Javier Tarrazo Torres, vocalista y director musical.
Cuentan que solo han discutido cuatro veces y que fueron por situaciones ajenas al trabajo. “Somos humanos, cometemos errores, pero el respeto siempre ha estado ahí. Dejamos el ego aparte y queremos lo mejor para el colectivo”, sostiene Antonio Carlos Sánchez Febus, vocalista y presentador.
Es un pacto de hermandad. Lo fue desde que se conocieron en 2012, en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, cuando el país estaba en plena crisis económica. El edificio de Estudios Generales fue su primer escenario, pero, como hijos del 94, rápidamente se movieron a las redes sociales, a YouTube.
Conscientes de que ahí estaría el futuro. Ya lo habían intentado individualmente, pero esta vez, de una, funcionó.

“No sé cómo hubiese sido si a ese video no le hubiera ido bien”, reflexiona Fernando. Fue sobre las elecciones. Y, en dos días, ya tenían 12,000 views. Virales para ese entonces. En la calle, les pedían fotos. “Fue como que ‘ahora no podemos dejarla caer’”, rememora Carlos. “Y eso sigue hasta hoy”.
En agosto, dictarán cátedra de ‘perreología’. Clásicos del reggaetón, “es un show teatral, que también es concierto, que también es un party”, puntualiza Fernando sobre el evento donde reinterpretarán clásicos del género urbano. Presentarán la serie de conciertos en el Teatro Braulio Castillo, en Bayamón, y en el Teatro Yagüez, en Mayagüez, a partir del 1 de agosto. De nueve funciones, siete están totalmente vendidas.
El humor como herramienta pa’ relatar verdades
En ellos, el arte es innato. Desde niño, Antonio “siempre quería llamar la atención”. Cogía el micrófono para declamar poesía, para ser maestro de ceremonia. Fernando solía imitar a artistas como Marc Anthony o Los Rabanes. “Hacer reír era mi mecanismo de defensa en la escuela”, confiesa.
Y Carlos grababa sus canciones de baladas en cassettes y les hacía una portada. “He tenido ganas de ser cantante desde bien chamaquito”, comparte. Luego, cambió el pop por el rap. Pero, al final, dejó su “alter ego serio” y escogió la risa.
Recorrieron la isla grande en “carros viejos” para ganarse $20 que consumirían esa noche. Y aprovecharon la ola de comedia alternativa. Así, entre stand-ups y la escena indie, Los Rivera Destino encontraron su lugar.

“Vimos la oportunidad de unir esos dos mundos en un concepto”, relata Carlos.
Quisieron jugar con los códigos de la industria y no les fue fácil. Al principio, se enfrentaron al esnobismo en la escena local. La mezcla de reggaetón con bolero, punk con comedia o sátira social con música tropical, a algunos les resultaba confusa. “Pensaban que nos los estábamos tripeando”, dice Antonio.
Pero ellos siempre estuvieron claros. “Sabíamos que éramos un montón de cosas”, asegura Carlos. “Nos tardamos en poder demostrarlo, que nos dieran una oportunidad, que nos vieran como algo rentable”.

Su trayectoria los ha llevado a colaborar con iLe, Ñengo Flow, Pedro Capó, Guaynaa y Bad Bunny. “Jamás lo pensamos”, acepta Fernando. Cada colaboración ha sido por instinto creativo de juntar opuestos. “Buscamos llevarlos fuera de su confort zone y traerlos a nuestro mundo”. Y aún sostienen que Anuel sería perfecto para acompañarlos en un heavy metal.
Firmaron con Sony para su primer disco, Besitos y besitas (2022), sin dramas y con libertad. “Fue un playground”, admite Fernando. “Nos dijeron: ‘Hagan lo que quieran hacer y nosotros les ayudamos’”.
Pero para el segundo, Memes del futuro (2023), volvieron a sus orígenes, a ser independientes. Como cuando soltaban música por SoundCloud. Ahora, con más experiencia.
Reconocen las dificultades a las que se enfrentan como puertorriqueños. Critican el éxodo forzado, la corrupción, la falta de vivienda asequible y el desplazamiento. “Sentimos que nos están botando, que nos hacen las cosas un poco más complicadas”, lamenta Antonio.
Eso lo dicen como puertorriqueños.
Como grupo, prefieren satirizar el diario vivir y no al poder político. “Nunca nos ha gustado que perciban que Los Rivera son de un lado per se”, aclara Antonio.
Su trinchera es otra: visibilizar lo tierno, lo precario y lo gracioso de vivir en el archipiélago. Es el humor como herramienta para contar verdades sin que duelan tanto.
