Fabiola Méndez: “El cuatro ya no solo se escucha en Puerto Rico, se escucha en el mundo entero”
Hay narrativas que se derriban a fuerza de acordes y notas musicales. Y Fabiola Méndez quiere abatirlas todas. Quiere cambiar la percepción que aún se tiene sobre el cuatro puertorriqueño y la música tradicional boricua: que si es música de abuelos, que si solo se toca en Navidad, que si es pa’ la gente del campo. Ella las conoce todas y las quiere cambiar.
A los seis años, Fabiola encontró el cuatro… o el cuatro la encontró a ella: ahí estaba, en un clóset de su hogar. En poco tiempo, sus dedos empezaron a sacarle melodías a las cuerdas. En su casa, la música folclórica de Puerto Rico siempre sonaba. Su padre, José, también tomó clases de cuatro. Su madre, Migdalia, toca el güiro. “En mi casa siempre se ha apoyado la música típica. Siempre se han escuchado discos de cuatristas y de trovadores”, dice Fabiola.
Pero tampoco olvida las burlas de sus compañeritos de escuela por tocar uno de los instrumentos típicos de Puerto Rico. “Tocaba mucho en las actividades de la escuela, en la semana de la puertorriqueñidad. Cuando llegaba la época navideña, iba yo con mi cuatro y tocaba solita frente a todos mis compañeros. Y era motivo de burlas porque, para muchos, era: ‘mira a Fabiola, tocando un instrumento de viejito’”, recuerda.
Sin embargo, las comunidades musicales a las que pertenecía pudieron más. Entre el ambiente en la Rondalla de Humacao, la Escuela Libre de Música en Caguas y el respaldo de sus padres, las ganas de seguir eran imbatibles. Quería más. Quería seguir descubriendo los sonidos entre cada traste del cuatro. También quería tumbar esa idea de que el cuatro es de antaño o anticuado.
“Cuando era chiquita, siempre tuve esa madurez de decir: ‘Yo puedo ayudar a cambiar esta narrativa’. A través de mi trabajo y lo que hago con el cuatro, puedo llegar a esta generación, a mi generación, que piensa que esto es de personas mayores o de gente del campo solamente o de Navidad”, reflexiona.
Y está cambiando.

En septiembre pasado, los acordes dulces de Fabiola sonaron en el Tiny Desk de la cadena pública estadounidense NPR, actualmente una de las plataformas musicales más influyentes del mundo. Allí interpretó canciones como “Lamento en Celinés” y “Canción de Amor”. Tocó el cuatro y el tiple. Recuerda que cuando llegó al espacio donde grabaron la presentación, su corazón se le quería salir del cuerpo. Hoy, más de 420,000 personas han visto su miniconcierto por la plataforma de YouTube.
Varios meses después, el sonido de sus cuerdas regresó. En esta ocasión, con Bad Bunny, el boricua que es toda una sensación de la música alrededor del mundo. Allí, en la sede de NPR en Washington D.C., estaba Fabiola por segunda vez en menos de un año. Esta vez llevó a “la orquesta jíbara” con el cuatro, el tiple y la bordonúa, otro instrumento típico puertorriqueño. Más de 13 millones de personas han visto la performance del Conejo Malo junto a Fabiola y otros músicos boricuas como Luis Sanz, Luis Amed Irizarry, Julito Gastón y Emmanuel Santana.
La visibilidad de ambas presentaciones trajo más oídos. Entre junio y octubre, su cuatro y sus melodías sonarán en varias ciudades de Estados Unidos y en la ciudad de Oslo, en Noruega.
Jamás imaginó que su música folclórica llegaría a estos lares. Más ahora sabe que es otra oportunidad para reiterar esa sonoridad tradicional.
De la música de raíz y la reafirmación de la identidad
Fabiola quiere honrar la tradición y el folclor, pero también quiere darle su propio toque. Su cuarta producción discográfica, Flora Campesina, que lanzó en abril de 2024, muestra su orgullo por las sonoridades de la música tradicional puertorriqueña. “[Flora Campesina] fue más una oda al folclor sin dejar de poner –y como hasta proponer– mi definición de lo que es el folclor, como joven y puertorriqueña que vive en la diáspora, y siempre con estas sonoridades contemporáneas, que creo que es lo que me caracteriza”, cuenta.
La cantautora es una de las artistas jóvenes que está imprimiendo su propio sonido en la música tradicional. En escenas musicales alternativas de América Latina y España, diversos exponentes siguen proponiendo nuevas sonoridades dentro del folclor y la música de raíz. Artistas como Rodrigo Cuevas y Lorena Álvarez, en España; Felipe Orjuela y Gato e’ Monte, en Colombia; y el movimiento de música mexicana son ejemplos de reinterpretación de la música de raíz. Incluso, periodistas y críticos musicales aseguran que la próxima “gran oleada” musical serán exploraciones con sonidos autóctonos.
Para Fabiola, este regreso a la raíz, además de tratarse de una especie de “renacimiento”, tiene algo de resistencia. “Lo estamos viendo también en cómo en Puerto Rico hay un retorno a la tierra, hay un deseo de aprender a sembrar, de cultivar cositas en casa, de cosechar y pensar más saludablemente lo que consumimos. Asimismo, en el arte visual y en la música, es regresar a eso que es nuestro. Siempre digo que, en Puerto Rico, por nuestra condición colonial, abrazamos con más fuerza esas cosas que nos definen”, asegura.

Asimismo, intérpretes en las esferas mainstream, como Bad Bunny, han dado giros hacia esta dirección y han incorporado estas sonoridades tradicionales a sus propuestas musicales. “En este tiempo que estamos viviendo, ver a artistas que tienen una gran plataforma y que están un poco más en el mainstream, que le den esa visibilidad, hace que uno lo sienta hasta con más orgullo porque llegan al mundo entero. Ya no es solo el cuatro puertorriqueño que se escucha en Puerto Rico, es un cuatro puertorriqueño que se escucha en el mundo entero”, comenta.
Mientras tanto, Fabiola sigue trabajando en su música. En estos días, asegura que ya está buscando nuevas melodías entre las cuerdas del cuatro. Para sus nuevas composiciones está inspirada en el “proceso de creación a nivel bíblico”.
Y su encomienda sigue intacta: honrar las raíces y cambiar esas percepciones limitantes sobre la música tradicional. Y están cambiando.
