El Caribe según Enyel C
Para Enyel C, el Caribe no cabe en un mapa. Es más bien un movimiento, un espacio donde las influencias se entrelazan, se cruzan, sin pedir permiso. Ritmos que viajan entre islas y sus diásporas, una ruta global que crea, en colectivo, un sonido único.
Por eso, su más reciente álbum, Nuevo Caribe, reta las fronteras. No intenta definir qué nos hace caribeños. Tampoco busca hacer viajes al pasado, como la creciente ola de artistas latinos del mainstream que andan explorando sus raíces, sus identidades. Su proyecto vive en el presente y captura la autenticidad de su día a día: un Caribe que se expande y muta a través del tiempo.
Porque, al final, ¿qué es el Caribe? ¿Una región geográfica, un conjunto de culturas, una atracción turística, el legado vivo del imperialismo? Para Enyel—o Ángel, como lo conoce su familia—es todo eso y más. Es sustantivo y adjetivo. Y, si lo dejan, también sería verbo.
“En el Caribe pasa mucha música internacional. Hay una historia de colonización por todas las islas. Aquí, en Puerto Rico, llegan muchas cosas de Estados Unidos. Hay un cruce entre Jamaica y Gran Bretaña que ha esta’o cool pa’ la música electrónica. Esos cruces coloniales dan paso a géneros que no son clásicamente del Caribe, pero yo lo considero como parte del ‘Nuevo Caribe’”, explicó el sanjuanero.
Esa fluidez musical es parte de su identidad sonora. Aunque parte de fundamentos reconocibles —reggae, dancehall y reggaetón—, Enyel C los mezcla con lo-fi psicodélico, Jersey club, drum and bass, southern bounce y folk rock.
Las canciones, entonces, sirven como brújulas para acompañar al rapero a recorrer las largas distancias que hay entre los géneros. “Psicoactivo” combina la cadencia del drum and bass jamaiquino con la energía contagiosa del Jersey club, encarnando esos cruces sonoros entre islas, ciudades y tiempos que redefinen la idea de lo caribeño.
En cambio, el sencillo principal, “Palo de Limón”, resume la intención del álbum con mayor claridad. Con una pista de reggae, un rapeo que evoca al underground puertorriqueño y una dosis de sátira, Enyel C denuncia el desplazamiento forzado de las comunidades boricuas y la venta de los recursos del país al capital extranjero. El video, dirigido por Iván Sánchez, replica los comerciales de décadas anteriores en los que se mercadeaba a Puerto Rico como un destino turístico de ensueño.
Un mapa sonoro
Aunque produjo la mayor parte del álbum, el artista convocó a colaboradores del patio y a vecinos de República Dominicana para perfeccionar en colectivo su visión del Caribe. “Keo Bella Qué”, inspirada en el dembow dominicano, brilla por las baterías de Diego Raposo. En “Bom Bom”, Jinn PR muestra su dominio y autoridad en el doble paso. Y Letón Pé se destaca como la única voz femenina del disco con “Puesta”, un tema romántico.
Su filosofía creativa de construir un mapa sonoro no se limitó solo a los featurings, sino que se extendió a otras partes del proyecto. Por eso, en canciones como “Calor”, “Shorti” y “Nuevo Caribe”, Enyel C decidió soltar las riendas de las producciones a Funsize, NaboriNyah y UNOUNO para que les imprimieran su sello. Además, confió en el ojo de Juanka Martín para conceptualizar y dirigir el video del sencillo que da nombre al disco.
Este atlas también incluye sus influencias históricas. El rapero destacó que Rican/Struction (1979), de Ray Barreto, fue una gran inspiración durante el proceso creativo. Grabado junto a La Fania All-Star en el anexo del Caribe —Nueva York—, esa fusión entre el jazz y la salsa lo inspiró a imaginar su propia versión.
“Tengo mucha inspiración también de Nueva York. Siento que si tú te tiras al Mar Caribe y sigues nadando, puedes llegar a Nueva York. Eso también es una inspo grande. El Caribe es la gente del Caribe. No el mapa del Caribe”, comentó el rapero.
Una escena que lo nutre
Ese entendimiento se nutre de la escena local que lo ha acompañado durante los últimos seis años y que hoy le da forma a su Nuevo Caribe.
“Pienso en Chuwi que estaba ya desde hace tiempo con ese sonido tan hermoso medio navideño, pero que también tiraban unos merengues bien cabrones. Matt Louis, por su la’o, estaba también con su afroantillanismo. También está la vena del reggae boricua. Hay una banda que se llama Habichuelas que están duros. Está Stz Poetic que toca con LuisFra [Colón] y La Necedad, que tienen una conexión ancestral bien cabrona con tambores, panderos, vientos”, detalló.
Desde los primeros toques en esa comunidad de artistas hasta las colaboraciones que hoy consolidan su sonido, Enyel reconoce que su evolución no ha ocurrido en soledad. El rapero, que comenzó con letras y sonidos minimalistas, en la vena del chillwave, ha desarrollado una propuesta musical ambiciosa. Con cada proyecto, su mapa sonoro cobra complejidad y su lápiz profundiza en las ideas que viene trabajando desde los primeros temas que lanzó en el 2018. Se ha nutrido de la energía, la visión y el talento de colegas que, como él, buscan expandir los márgenes de lo que significa hacer música caribeña.
“Estoy bien agradecido con toda la comunidad. Llevo tanto tiempo en esto que ya es como una familia, todo el corillo que hacemos cosas que nos gustan. Pa’ mí, ese es el crecimiento más cabrón, contar con mucha gente que hace cosas bonitas”, sostuvo.
Enyel C entiende que el Nuevo Caribe no es solo un sonido o un concepto, sino una práctica: la de crear en colectivo, mirar hacia el futuro y seguir imaginando un Caribe en movimiento.


