CARLIÁN mezcla el urbano, la fe y lo queer: “Aquí cabemos to’”
CARLIÁN viste una camisa oversize, unos Moon Boots rosados size 13 –aunque no es su tamaño real– y una estrella diamantada guindando de su cuello. Coincidencia o no, su estilo demuestra lo mismo que su música: todo en grande.
Su propuesta musical acerca el reggaetón a matices del pop. A pocos meses del lanzamiento de su EP, Carli Club, captó la atención de productores del género urbano como Caleb Calloway, quien ha trabajado con artistas como Álvaro Díaz. Quizás la hayas escuchado recientemente, pues su canción “Carli Club” aparece en un comercial de Taco Bell en Hulu.
Pero Carliane Tamara Santiago Rodríguez, como le conocen fuera del mundo artístico, tuvo su primer encuentro con la música en su niñez. “Me crié en la iglesia, desde chiquita estoy cantando. No sé cuándo, pero descubrí que puedo cantar. Solo recuerdo que estaba cantando y sabía que sonaba bien”.
Sin embargo, no fue hasta octavo grado que tomó la decisión de perseguir el arte como carrera, cuando vio el Ted Talk del cantautor puertorriqueño Sie7e, en el que aseguraba que “si cabe en tu mente, cabe en tu mundo”.
Ahí, se dijo a sí misma y al mundo a su alrededor: “Yo voy a ser artista”.

Luego de estudiar unos años en el Clive Davis Institute of Recording Music de la Universidad de Nueva York, vino el pasado diciembre a Puerto Rico en lo que originalmente era solo una visita. “Ya llevaba meses tanteando con ‘me voy a mudar’”, recuerda. Entonces, se quedó.
Más allá de extrañar los espacios caribeños, esta orgullosa ponceña simplemente estaba harta de los neoyorquinos. “Las personas no son cálidas. Todo el mundo carga un aire de superioridad. Llega un momento de [pedir que] alguien sea humano, por favor”, dice.
La repentina –aunque premeditada– movida podría verse como arriesgada, pero esta acción se alinea a quien es como persona y artista. “CARLIÁN es una risk taker [corredora de riesgos], no tiene límites. Como artista, no le tiene miedo a nada”.
Esa descripción también podría aplicarse al sonido que persigue en su música. “Sónicamente, trato de impulsarme. Como que voy a cantarte una balada y voy a hacerte un 16 con un rap bien cabrón. Ese expansiveness [expansividad] me describe”.
Su versatilidad artística puede apreciarse en su proyecto más reciente, Carli Club, lanzado el pasado noviembre. En una canción se te puede trepar a una pista y canalizar los espíritus de Jowell & Randy, como lo hace en el tema que le da nombre al EP; mientras, en otra, puede cantar como un ángel derrotado, como en “Miradas”.
La artista completó el proyecto musical en un periodo de dos años, junto al productor Frankie Scoca, con quien descubrió su sonido actual. En ese tiempo, pasó por experiencias que la hicieron crecer. “Fueron los años donde más me conocí y más hice revoluces. Para mí, Carli Club es un coming-of-age project [proyecto que marca una etapa]”, confiesa.
Su entendimiento profundo de la música pop lo demuestra a través de su habilidad de escribir coros pegajosos y un puente memorable, como hace en “Brujería” y “Nunca me amaste”. Además, tiene la capacidad de contar una buena historia, pues, a través de pequeños detalles, interconecta cada una de sus canciones. Por ejemplo, en “Vienes?”, que condensa la esencia del EP, menciona a su exchica, quien la atormenta hasta cuando solo intenta janguear.

Otro aspecto que resalta en sus canciones es su misticismo. Ya sea en las letras, los videos musicales o la carátula, la influencia que la religión y la espiritualidad aún tienen en ella son reconocibles. “Creo en Dios full [enteramente] y parte de este proyecto ha sido reclamando [mi espiritualidad]”.
Al ser una mujer queer en Puerto Rico, reconoce que pueda existir una contradicción el ser abierta con su creencia. “¿Tú eres pata y crees?”, le cuestionan. Aun así, es parte de su realidad. “Esta soy yo creando un espacio para mí y para las personas como yo en la religión”, resalta.
Toda la música de CARLIÁN explora lo que es el ser una mujer queer y lesbiana, un tema relativamente nuevo en el género urbano. Dice que busca llegar a la inclusión total, como lo hace en la canción “Carli Club”, la cual describe como su manifiesto personal y artístico. Crea un espacio para todes porque, como canta, “aquí cabemos to’”.
La artista está consciente de la falta de representación de las comunidades LGBTQ+ en la escena. “Hay como tres de nosotros en este espacio”, critica. Y confiesa su admiración por algunos, como su compueblano el cantante Matt Louis y la intérprete Villano Antillano, quien es su inspiración.Desde el lanzamiento de su EP, CARLIÁN no le ha bajado. Además del comercial –que, por si te lo preguntas, pide un Crunchwrap Supreme de carne–, también colaboró en la composición de la canción “fuck, marry, kill”, de la estadounidense Amelia Moore.

Y aunque ha grabado música, aún no está lista para sacar material nuevo hasta que alcancen la calidad que busca. “Soy bien picky [quisquillosa] y pretenciosa con mis cosas, aunque tengo algunas canciones por ahí, ninguna me mueve”.
El pasado Viernes Santo, tuvo su primer show en Puerto Rico, el cual describe como una experiencia surreal. Y quiere más. Así que su meta para este verano es clara: desea hacer realidad ese Carli Club. Con un flow a lo Brat Summer de la cantante Charli XCX, CARLIÁN aspira a tener su versión boricua, un Carli Club Summer, con mucho reggaetón, libertad y amor propio.
